El libro blanco de la profesión docente

El libro blanco de la profesión docente en un encargo que el Ministerio de Educación le hizo al filósofo José Antonio Marina en el año 2015. En él se recoge la necesidad de un pacto social por la educación que permita alcanzar una educación de calidad.

Encontrándonos como nos encontramos, ante un mundo en constante transformación, la educación adquiere un nuevo papel que subraya la importancia del aprendizaje a lo largo de la vida. Ante este paradigma, el modelo tradicional, basado en una escuela transmisora de conocimientos donde el maestro ha sido la figura poseedora de saber, pierde fuerza. Se plantean así nuevos retos que implican la revisión del sistema educativo y de las personas encargadas de llevar a cabo la enseñanza: los docentes.

El aprendizaje a lo largo de la vida supone que, en el tiempo y espacio de vida, las personas se desarrollen de forma global. Para ello, puede ser necesario “sacar la escuela de la escuela”, es decir, revalorizar el resto de ámbitos educativos (formal y no formal), para que a través de la educación seamos realmente capaces de transformar la realidad.

Dice Marina que las reformas educativas han de encaminarse a la reducción del fracaso escolar, mejorar la calidad de la enseñanza, aumentar la conexión entre la escuela y el mercado laboral y cambiar la metodología. Todo ello para alcanzar los fines de la educación: formar ciudadanos, desarrollar talentos y preparar para el mundo laboral. Esto puede recordarnos a tres de los pilares del aprendizaje propuestos por Delors (1996): aprender a vivir juntos, aprender a ser y aprender a hacer.

En esta transformación educativa se otorga un papel protagonista a la figura docente. Por ello, este libro recoge algunas indicaciones orientadas a mejorar la calidad del profesorado centradas en la selección y orientación inicial, la formación continua, el diseño de la carrera docente y la evaluación e incentivos. Asimismo se exponen una serie de competencias entre las que destacan la cercanía con los alumnos o el trabajo en equipo.

La selección se centra en diferentes posibilidades, entre las que se encuentran: la selección de los mejores estudiantes (expedientes) o el endurecimiento de las pruebas de acceso al grado. En cuanto a la reforma de la formación de la profesión docente destaca por ejemplo “que se plantea convertir a los maestros en un cuerpo de élite con siete años de formación –cuatro de grado, uno de máster y dos de prácticas siguiendo el modelo médico de los MIR–“.

Después de leer este documento me hago una pregunta: ¿es posible llevar a cabo estas medidas dentro de un sistema educativo centralizado? (Bueno, centralizado intermedio). A lo mejor, la utilización de metodologías innovadoras o pedagogías libres requieren de una descentralización mayor que permita asumir más competencias a los centros educativos, definidos en este documento como “el gran agente educador”. Así mismo, generar una red de intercambio de experiencias y vivencias entre las escuelas (a diferentes niveles) que permita replicar modelos con resultados positivos.


¡Convirtamos las aulas en laboratorios de aprendizaje!



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